ANIMACIÓN VOCACIONAL

Este mes de agosto ofreceremos a los jóvenes interesados la posibilidad de participar de un Encuentro vocacional en las instalaciones del Colegio Sagrado Corazón de Venado Tuerto. Es una alegría haber llegado a ofrecer el encuentro en este 2014 que es el último de un trienio en el que hemos sido animados por una serie de lemas con claro carácter vocacional.

Dicho encuentro se basa en el Proyecto de animación vocacional titulado caminos de pastoral vocacional corazonista de nuestras comunidades de hermanos y educativas. En el boletín del mes de mayo de 2013 transcribí la presentación de dicho proyecto y en una visita posterior a las comunidades les hice entrega del mismo. En esa línea y con el objeto de incorporar otra reflexión que nos enriquezca sobre el tema, les transcribo un texto del cardenal Angelo Scola, Arzobispo de la Diócesis de Milán, en la revista "el mensajero de san Antonio".

"¿Qué tienes que no hayas recibido"? (1ª Cor 4, 7) Tenemos que admitir que la pregunta a quemarropa, también nos desplaza hoy con la fuerza de una evidencia inatacable. Todo lo que es decisivo para el hombre (la vida, el marido, la mujer, el hijo, el bautismo, la vocación…) tiene este carácter de dado, de don. Empieza de un recibir. Y también sabemos la razón. Lo hemos dicho desde el primer artículo, recordando la Carta de san Juan: "No hemos sido nosotros los que hemos amado a Dios, sino que Él nos amó primero". (1ª Jn 4, 10) Siempre su amor nos precede y nos acompaña.

Por esto -no me canso de repetirles a los jóvenes- toda la vida es vocación. Luego, dentro de ésta que es la cuestión decisiva, el estado de vida al cual cada uno es llamado -matrimonio indisoluble o virginidad por el Reino- se impondrá con sencillez y claridad, en la paciencia del tiempo y en la fidelidad a la vida de la comunidad eclesial en la cual Dios nos ha alcanzado y persuadido.

El Padre tiene en efecto sobre cada hombre un designio personal e irrepetible que cumpliéndose lo cumple. Algunos los llama a identificarse totalmente con la modalidad de relación con personas y cosas que Cristo ha vivido, adelantando aquella gratuidad absoluta que todos vivirán en Paraíso y de la cual afloran huellas visibles y fascinadoras en su madre, en san José, en san Juan… y de esta manera hasta los muchísimos que, conocidos o desconocidos, a lo largo de los dos milenios de cristianismo lo han reproducido en su humanidad. Aquel modo de poseer con una "distancia dentro" que la tradición de la Iglesia siempre ha llamado virginidad.

Qué purificación profunda y radical de la posesividad de la carne y de la sangre en una unión no hecha de dominio -voluntad de potencia y seducción-, ¡sino de pura, gratuita acogida del otro! Ahora somos capaces de comprender que la circularidad de los estados de vida con base en la caridad, el amor que supera cada cosa, es esencial para la vida de cada comunidad cristiana". -