A
estas tierras, pertenece el pueblito de Vírgala
Mayor, solar nativo del querido Hermano CIRÍACO
VALLEJO IBISATE.
Vírgala goza de situación privilegiada
con un panorama encantador, hecho de verdes y
tupidas montañas, bosques, llanura, río
y buenos cultivos. Se le da la denominación
de “Mayor” para distinguirla de la
otra, su vecina, conocida con el apelativo de
“Menor”. La villa de Vírgala
Mayor se halla abierta al valle de Arraya, al
este del puerto de Azáceta y del paso angosto
que conduce al fértil valle de Campezo
y de Orbiso, camino natural, hoy carretera de
Vitoria a Estella. En la Edad Media llevaba el
nombre de “Bírgala de Suso”
para distinguirla de la de Yuso, hoy, Vírgala
Menor, situada a corta distancia.
Gracias al esfuerzo de sus actuales moradores,
Vírgala Mayor se ha modernizado. Sus calles,
anchas, asfaltadas, asimétricas, están
bordeadas por moradas solariegas, cobijo de gentes
más bien acomodadas. En una de esas calles
y en una de esas moradas, con su aspecto blasonado
y amplio frente, rasgadas sus paredes por balcones
y ventanas simétricas, frente a un amplio
y vistoso patio interior que resalta más
su ascendencia señorial, nació nuestro
querido hermano: CIRÍACO VALLEJO IBISATE,
ilustre hijo, corazonista, alavés de pura
cepa, fundador de obras nuestras por partida doble,
por tierras sudamericanas a donde llevó,
con su preclaro talento y bien hacer, la hidalguía
de su estirpe, la laboriosidad de sus connaturales,
la religiosidad de sus antepasados, el tesón
de su raza y la hombría corazonista.
Fueron sus venturosos progenitores Don Gregorio
Balza de Vallejo (al anotar al Hno. Ciriaco, las
autoridades argentinas suprimirán Balza
y se limitarán a escribir VALLEJO) y Doña
Anunciata IBISATE, hermana del padre de nuestro
recordado hermano Pepe Ibisate siendo, ambos a
dos, primos hermanos.
Don Gregorio había nacido en Vírgala
Mayor y Doña Anunciata en Atauri; eran
labradores de profesión. El primero murió
el 26 de mayo de 1.923 y ella, algunos años
más tarde.
Tuvieron ocho hijos, de ellos, cuatro religiosos:
uno, Vicente (religioso carmelita, conocido en
la feligresía de Rosario de Santa Fe con
el apelativo de Padre Fernando de Santa Teresa
de Jesús). Esteban, Juliana e Hilaria,
religiosas josefinas. Esta última actuó
durante muchos años en el convento de Torrelavega
y falleció en Villafranca del Panadés
(Barcelona). A estas seguía, por orden
de nacimiento, nuestro hermano CIRIACO VALLEJO
IBISATE, Asunción e Ignacia. Todos han
fallecido; nuestro recordado difunto ha sido el
último en reencontrarles en la casa del
Padre.
Todos los días del año, en invierno
como en verano, el pequeño CIRIACO subía
la rampa que desde su casa paterna le conducía
a la iglesia parroquial para ayudar a la Misa
del señor Cura Párroco y tocar las
campanas. Fue tan grande la impresión que
quedó grabada en su retina, que cuando
a los 80 años regresó, por primera
vez desde 1.927, a ver a los pocos familiares
que le quedaban en este mundo, pidió al
señor cura le confiara las llaves de la
iglesia para hacer sus devociones tocar las campanas
como in illo témpore… Y
hasta tuvo la audacia inconsciente de llevarse
las llaves en la maleta de regreso a su querida
Argentina.
El baptisterio donde se hizo cristiano nuestro
biografiado y que con tanta insistencia contemplaba
en ocasión de su última visita como
si quisiera rememorar aquella su triunfal entrada
a la Comunidad eclesial, fue erigido por Vicente
de Nanclares, con piedra sillar; la pila, de piedra,
con aristas y ocho caras curvas en la copa y en
su pie abalaustrado y fue ejecutado en el mismo
lugar donde estuvo, desde antaño, la “pila
vieja” que quedó enterrada bajo la
nueva
II. CORAZONISTA en España
Quedó determinado de común acuerdo
entre Don Gregorio y Doña Anunciata con
el hermano Pedro que iría a buscarlo en
la tarde del 2 de octubre de 1.915 para acompañarlo
al día siguiente al juniorado de Telleri-Alde
donde ingresó el tres de octubre sin ningún
otro compañero. El bueno de Don Pedro no
quiso esperar a juntar varios candidatos más
ante el temor de la llegada a Vírgala del
representante carmelita y arreara con su promesa…
En Rentería fue recibido por el bondadoso
Hermano Venancio Mouly a quien prodigará,
durante toda su estadía en Argentina, su
más profundo respeto y estima.
Permanecerá tres años y en 1.917
saldrá camino de Ibarra, para llevar a
cabo su año de Noviciado. Muchos y valiosos
serán sus compañeros de formación.
Citemos entre otros: Esteban, Arcángel,
Pascual, Alfonso…
Y cuando ya se disponía a iniciar sus
estudios universitarios en el colegio de San Sebastián,
el provincial de turno, Hermano Dacien, lo destinará
para integrar el grupo de fundadores en el Río
de la Plata: primero en la República Oriental
del Uruguay y después, en la gran nación
Argentina. Saldrá para su nuevo destino
y ya no volverá nunca hasta cumplidos sus
80 años de edad
III. CORAZONISTA por tierras
sudamericanas
Como ya se ha dicho en otro lugar y en repetidas
oportunidades, los orígenes de nuestras
fundaciones sudamericanas son muy sencillos y
carecen de grandes complicaciones. Monseñor
Camacho era Obispo de Florida. En su diócesis,
tenía dos ciudades con colegios-internados
Parroquiales: Trinidad y Carmelo. Al frente del
primero hallábase el Padre Paredes y, al
frente del segundo, el Padre Ferrari. El primero
era el prototipo del párroco entusiasta
y emprendedor; en tanto que el segundo se caracterizaba
por su realismo y prudencia. Por intermedio de
la Nunciatura de la Santa Sede en España,
Monseñor se puso en contacto epistolar
con el Provincial, Hno. Dacien. De común
acuerdo y según consta en carta dirigida
al señor Obispo y fechada en Alsasua el
10 de abril de 1.927, se tomaría la dirección
del Colegio de Trinidad.
¿Y quiénes fueron los venturosos
pioneros?
Fueron cuatro: El Hno. Valero Mouly, a la sazón
director de Rentería a quien acompañarían
los Hermanos Segundo, Ciriaco y Justino. Saldrían
en dos grupos de a dos.
Se fijó la fecha de 11 de noviembre de
1.927 para embarcar en el Infanta Isabel, de la
compañía Ibarra y que llegaría
a Montevideo el 29 del mismo mes y año.
Se les despidió a los dos Primeros hermanos.
Valero y Ciriaco, en la Curia general, en Telleri-Alde,
en Zaragoza al pie del Pilar.
Así se expresaba nuestro buen hermano
CIRIACO al hablar del viaje: “En nuestro
viaje a Barcelona, nos detuvimos tres días
en Sabadell para cumplir requisitos de pasaje.
Nos alojamos en la residencia de las religiosas
Hijas de San José; el Señor Figueras,
industrial de la localidad y amigo de las religiosas,
fue nuestro cicerone en la ciudad Condal. Además,
este buen señor trabajaba en lanas argentinas
y gracias a él, la compañía
Naviera Ibarra nos hizo el 40% de descuento con
lo cual nos resultó a 600 pesetas por cabeza.
Tocamos en los puertos de Málaga (ocho
horas), Cádiz (veinticuatro horas), Canarias
y Río de Janeiro donde quisimos ilustrarnos
profesionalmente visitando a los hermanos Maristas”.
La travesía resultó tranquila.
Así expresa, la misma fuente, su arribo
a Montevideo: “Los padres Salesianos, en
su establecimiento de “Talleres Don Bosco”,
de la calle Maldonado, nos alojaron durante los
días que permanecimos en la ciudad. El
ambiente que se respiraba en aquella comunidad
era de sobriedad, orden, espiritualidad y trabajo.
Al llegar el Padre Paredes, nos hizo ver toda
la ciudad y visitar al señor Arzobispo
quien se extrañó que no hubiéramos
elegido su ciudad sede para la fundación.
Su deseo se cumpliría en el correr de los
años”.
Y sigue el comentario de nuestro hermano: “De
camino hacia Trinidad, nos detuvimos una noche
en el seminario de Santa Lucía en donde
se organizó una velada en nuestro honor
y donde conocimos al Padre Montánchez de
quien no es necesario ponderar su cariño
hacia nosotros”.
“Los tres meses de espera antes que llegara
el segundo grupo integrado por los hermanos Segundo
y Justino que salieron vía Burdeos, se
nos hicieron muy largos. El día que aparecieron
entre nosotros, fue para mí, un verdadero
día de fiesta. El curso escolar se abrió
en el mes de marzo de 1.928 con un contingente
de 40 alumnos que fue duplicado en el segundo
año. Como todo lo nuevo agrada y es lindo,
la matrícula escolar fue en aumento hasta
tal punto que el local resultó demasiado
pequeño”.
Digamos de paso que el buen Padre Paredes sufrió
contratiempos inesperados. Había pensado
ampliar el colegio pensando en los cuantiosos
obsequios convenientes de ricos terratenientes
de la zona. Pero, las cosechas, durante tres años,
no resultaron beneficiosas y la ayuda prometida
quedó en simple deseo. Esto motivó
que el señor cura no pudiera cumplir sus
compromisos y rescindió el contrato.
El dejaría la parroquia y los Hermanos
tomarían otro colegio perteneciente al
Obispado de Florida, en la sede episcopal.
El primitivo colegio de los Hermanos, conserva
el nombre que le dieron, “Sagrado Corazón”
y es regentado por unas religiosas que tuvieron
más suerte que los corazonistas al recibir
especiales y cuantiosas aportaciones de los hacendados
de la zona.
Al cerrarse el establecimiento de Trinidad y
llegar otro contingente de hermanos, los hermanos
Segundo y Ciriaco pasaron a la otra orilla del
Río de la Plata y fundaron el colegio “San
José” o mejor dicho, tomaron su dirección
en el mes de marzo 1.930.
IV. El Hermano CIRIACO en
la ARGENTINA
Ya lo hemos dicho en otra oportunidad, el hermano
Segundo era el hombre de la paz y de la reflexión
y el hermano CIRIACO, el religioso intrépido,
entusiasta, religioso e intelectualmente bien
preparado para fundar, organizar y dirigir establecimientos
educacionales.
A la sombra del manto de la querida Virgen de
Luján, nacieron dos de nuestras primeras
obras en la querida Argentina: Bell-Ville, en
la provincia de Córdoba y Temperley, en
la de Bs.As.
Dejemos, para recuerdo de la posteridad y estímulo,
las palabras con que el buen hermano Ciriaco contó
su llegada a Bell-Ville: “La llegada a esta
ciudad fue la antítesis de la tenida en
Trinidad. Desembarcamos en Buenos Aires el 21
de febrero de 1.930.
Echamos mano de la caridad de los Padres Sacramentinos
durante todo ese día y salimos de la Estación
Retiro en el tren de las 17 horas que nos dejó
en Bell-.Ville a las cinco de la mañana.
Nadie había en la estación para
recibirnos. Tomamos un taxi y nos presentamos
ante la casa Parroquial. Noche serena y llena
de incógnitas para nosotros dos.
Golpeamos aquella benditas rejas que separaban
la casa de la calle y un chajá que se levantó
sobre un tapial, dio los gritos de alerta que
despertaron a los moradores de la casa. Así
tuvimos la dicha de saludar a quien, desde entonces,
sería nuestro párroco. El colegio
“San José”fue levantado con
las aportaciones de los feligreses y registrado
a nombre personal del párroco, Don José
Pío Angulo. Este había prometido
pasarlo a nombre de los Hermanos. Al no cumplir
lo prometido, los Hermanos levantaron sus tiendas
y fundaron varios colegios en ciudades importantes
de la Provincia de Buenos Aires y de Santa Fe
El hermano Ciriaco, salió de su querido
Bell-Ville camino de Temperley y donde dirigiría
el colegio “General Manuel Belgrano”con
gran acierto y especial competencia. Posteriormente,
dirigió el colegio de Junín donde
dio ampliamente su gran medida
V. Nuevamente por tierras
del Plata.
Siguió prestando, con todo entusiasmo,
sus servicios en los siguientes colegios: Lomas
de Zamora (1.966), Venado Tuerto (1.967 y 1.968),
Temperley (1.969), Venado Tuerto (1.970 -71-72-
73), Benito Nazar, C. Federal ( 1.974 a 1.981)
en que, sensiblemente muy disminuido pasó
a integrar la comunidad del seminario de Venado
Tuerto. Allí pasará las alternativas
de su ancianidad hasta exhalar su postrer suspiro.
Pero no será un miembro inútil;
se prestará a todo servicio dentro de sus
posibilidades y, sobre todo, con su vida de fe,
de fidelidad y con su constante buen ejemplo,
será el Moisés orante por sus hermanos
ubicados entre el fragor de la pelea…escolar.
Fue compañero inseparable del buen y querido
hermano Pablo Arrázola (el famoso hermano
Ramiro) quien, a buen seguro, echará de
menos su presencia, hecha de aliento, sonrisas,
servicios y narración de viejas historietas
comunitarias o colegios en que uno u otro o los
dos, habían participado in illo témpore…
Pero, toda montaña tiene su cota más
alta para, desde ella, iniciar su descenso. El
hermano CIRIACO fue ingresado en varias oportunidades
en la clínica y, con gran entereza, salía
victorioso de todas las reclusiones.
VI. La última manifestación
de su valor.
Había pasado, cosa inaudita en los anales
de nuestra Congregación, sesenta años
sin que jamás, a pesar de insistentes invitaciones,
quisiera regresar a su tierra natal para ver la
nuevas realizaciones Corazonistas de España
y conocer a sus familiares ya que sus hermanos
habían fallecido en su ausencia.
Pero, mira por donde, al cumplir sus ochenta
años, quiso realizar lo que jamás
aceptó. Los Superiores, con sumo agrado
concedieron tal merced a este valeroso fundador
por triplicado de Nuestras obras en el continente
sudamericano. Visitó todos nuestros colegios,
la Roma de los Papas y vivió días
de intensa alegría contemplando los viejos
horizontes y los antiguos caminos de su pueblo
natal, Vírgala Mayor. Conoció a
cantidad de sobrinos y familiares y compartió
con ellos lo mejor de su estadía por tierras
alavesas.
Casi ningún hermano de nuestras comunidades
lo conocía; hacía cincuenta y cinco
años que faltaba a la cita; al verlo por
nuestros colegios, con su garbo característico
y casi juvenil, quedaban prendados de las posibilidades
de un hombre de 80 años; se ganó
la simpatía, la admiración y el
cariño de todos por su optimismo, amena
conversación, interés por todo y
por todos. Lo mismo sucedió en el seno
de su familia natural.
De regreso a la Argentina, se instaló
en la enfermería provincial, recién
construida con modernas instalaciones. Otra vez,
volvió a ser internado en la clínica
de un antiguo alumno. A pesar de poner todo su
cariño y toda su gran ciencia en querer
salvar su vida, la ciencia se declaró vencida
ante le evidencia.
VII. Sus últimos
días
Sintió decaer sus fuerzas hasta el límite:
contaba 84 años. El 12 de agosto a las
11,30 horas del día, fallecía nuestro
querido fundador de la obras de Uruguay, Argentina
y Colombia, en el preciso momento en que se le
administraba la Santa Unción.
Sus restos mortales fueron velados en la capilla
del seminario mayor ante los cuales pasaron millares
de amigos, alumnos y conocidos, para rezar por
su eterno descanso y darle, una vez más,
el testimonio de gratitud, admiración y
amistad.
La Eucaristía fue presidida por el benemérito
Padre Borgarino, Vicario general de la diócesis.
Con él, concelebraron los padres Cantera
(gran amigo del fallecido), el exalumno, Padre
Kenny, un sacerdote de la catedral, otro de los
Salesianos y nuestro Hermano Santos.
Sus restos descansan junto a los de sus antiguos
compañeros de andanzas apostólicas
por ambas márgenes del Río de la
Plata.. Contaba 84 años de edad y 68 de
vida intensamente consagrada al Señor.
A él sí que han podido cantarle
los moradores de la celestial Jerusalén,
al verle llegar: “Entra a tomar posesión
de tu lugar, siervo bueno y fiel”.
Descansa en paz, querido amigo, y ruega por nosotros
y por todas nuestras obras sudamericanas que tanto
amaste y tan bien serviste aquí abajo.
ESTO ESCRIBÍA EL HERMANO PROVINCIAL
Colofón de oro, después de todo
lo dicho, son estas hermosas, sinceras y atinadas
palabras con que nuestro Reverendo Hermano Provincial
comunicaba a todas las comunidades el fallecimiento
de nuestro querido difunto. Que incrementen en
todos la admiración hacia nuestro desaparecido
y que, al igual, susciten oportunas reflexiones
que encaminen nuestro diario peregrinar.
REVERENDO HERMANO CIRIACO VALLEJO ( 9 –
5 – 1.903 - 12 – 8 – 1.987 )
“Seréis mis testigos…hasta
los confines de la tierra” (Hechos -18)
Queridos Hermanos: Las palabras de los Hechos
de los Apóstoles, le cuadran admirablemente
bien al Hermano Ciriaco, que a la edad de 84 años
y tres meses, nos dejó para encontrarse
definitivamente con el Padre.
Si echamos una mirada a la vida del Hermano Ciriaco
comprobaremos que ha cumplido bien con el mandato
del Señor: “Seréis mis testigos”.
Testigo del Señor para con sus cohermanos
al frente de las comunidades durante muchos años,
con su consejo oportuno, su palabra de aliento,
su testimonio de fe viva, su dedicación
al trabajo, su corrección oportuna…
Testigo del Señor para con los muchos
alumnos de los que fue responsable al iniciarlos,
en la doctrina cristiana, en los valores morales,
en la entrega al trabajo, en la convivencia amigable
con los demás.
Testigo del Señor para con las personas
que con él colaboraron en la educación
de los niños. ¿Cuántos testimonios
nos podría brindar la mayoría de
ellos!...
Testigo del Señor para con las autoridades
educacionales que frecuentó en quienes
sembró sin importarle si la semilla caía
en tierra fértil o pedregosa.
El Hno. Manuel, encargado de hacernos su biografía,
nos dará datos abundantes sobre el Hno.
Ciriaco. De momento, recordemos que junto con
el Hno. Valero fueron los iniciadores de las obras
de la Congregación en tierras hispanoamericanas
(Uruguay – Argentina – Colombia).
Algo habrán observado en él los
superiores, para encomendarle la misión..
Por doquier derramó la semilla del Evangelio
con mucha fuerza, con mucha ilusión y con
mucha valentía. También con mucho
éxito. Aún mantenía correspondencia
con algunos alumnos que tuvo el año l.930
en Bell-Ville. ¡Cómo lo recuerdan
los alumnos de Junín y de San Rafael!...
Todos conocemos su profunda e ilimitada confianza
en el Sagrado Corazón.¡Sagrado Corazón
de Jesús en Vos confío!...Una y
otra vez repetida con fe. Que lo digan los hermanos
que compartían sus anhelos y fatigas por
Barranquilla.
Todos conocemos su piedad profunda a la Eucaristía,
y cómo gozaba su alma en la Presencia de
Jesús en el Sagrario. Todos conocemos su
entrañable amor a María, su confianza
ilimitada y comunicativa hacia Ella.
Ordenando sus pertenencias dejadas en su habitación
encontré algunos cuadernos en donde hay
escritos muchos pensamientos, que son como una
radiografía de cómo era y cómo
pensaba el Hermano Ciriaco. Para nuestra edificación
me atrevo escribir algunas de la muchas que hay.
Sus apuntes quedan archivados en su legajo personal
para que algún “archivista”
los ordene.
“En los peligros, en las angustias, en
la duda; piensa en María, invoca a María”
“Solo quien no quiere “complicaciones”,
quien pospone lo justo a su tranquilidad personal,
No se encontrará en dificultades excesivas;
en esta vida, se entiende”
“Que quien me vea te vea, Señor.
¡Mi vida no tiene sentido si el Señor
no es el centro!
“Cuando termina la ira, empieza el arrepentimiento”.
“Si necesita una mano, yo tengo dos”
“Siete palabras esenciales: vive, ama, aprende,
piensa, da; ríe, intenta”.
“Nunca estoy solo; estoy con Jesús
amor; combato con El; vivo con El”.
“Lo más difícil es conocerse
a sí mismo; lo más fácil,
criticar a los demás”.
“Aprendamos a ser niños delante de
Dios. Y todo eso lo aprenderemos tratando a María”.
“Nos hacemos solidarios con el hermano no
cruzándonos de brazos ante el trabajo del
hermano”
“Un necio es fastidioso, pero un pedante
insoportable”
El Hermano Ciriaco decayó mucho en el
mes de abril. Venía de sobreponerse de
su enfermedad y todo parecía suponer que
el problema estaba superado. No fue así.
Luchó valientemente pero se notaba que
cada día perdía más fuerzas.
Lúcido hasta el final, se dio cuenta que
el Padre lo llamaba a su presencia. Murió
al finalizar de darle la Unción de los
Enfermos. Tengo la impresión que le podemos
aplicar lo que decía Santa Teresa: “Sácame
de aquesta muerte, mi Dios, y dame la vida; no
me tengas impedida en este lazo tan fuerte. Mira
que muero por verte, y mi mal es tan entero, que
muero porque no muero”.
Gracias a los hermanos de la comunidad del Seminario
San José por todo lo hecho con el hermano
Ciriaco. Gracias también a la comunidad
del Colegio Sagrado Corazón.
Un agradecimiento especial a los doctores Carlos
Cobeñas y Alejandro Aramendi por los cuidados
médicos que brindaron al hermano Ciriaco
y por la amistad que le dispensaron.
Gracias a las señoras Margarita, Hilda
y Marta que lo han atendido con tanta caridad
en sus últimos días. Tengan la seguridad
que el hermano. Ciriaco se lo pagará sin
que ustedes se den cuenta.
Acompañamos en el dolor a todos sus familiares
de España y de manera especial a sus sobrinas
y parientes de Rosario que tanto le querían..
Hermano Ciriaco: Te hago un pedido; consíguenos
del Sagrado Corazón,, que la obra por ti
iniciada hace 60 años, continúe
y florezca para la gloria del Señor.
Termino con una oración que encontré
entre los escritos del hermano Ciriaco, titulada:
“Para envejecer con gracia”.
“Señor, enséñame a
envejecer con gracia. Enséñame a
sonreír, con sinceridad, a Ti y a todos.
Que ame con lealtad y como Tú quieres.
Que me adapte al presente. Te pido por la felicidad
perfecta, pero que mi última estación
sea bella a tus Divinos Ojos”.
Cada comunidad hará celebrar 10 misas.
Con
el afecto de siempre. Hno. Pascual López.
Provincial |
PALABRA FINAL
A la nómina de agradecimientos que acaba
de enumerar el buen Hermano Provincial, añadimos,
muy gustosos, otros más a todos sus familiares
de España así como a los incansables
colaboradores en esta síntesis biográfica,
los Hermanos Cirilo Rodríguez, Alberto
González Samaniego, colaboradores de Colombia,
junto con Don Heliodoro y Doña Amparo.
Y como, dilecto amigo HERMANO CIRIACO
VALLEJO IBISATE, ya no me será dado enviarte
más cartas, portadoras de mis noticias,
de mi cariño y admiración hacia
tu persona, aquí va mi despedida que quiero
la leas desde la eternidad donde gozas de la gloria
del Padre Bueno, que tanto amaste y tan bien serviste…
IN MEMORIAM…TU GRAN LECCIÓN
Porque pusiste en práctica el amor
Que a Dios y al hombre debo profesar,
A Dios como a mi fin último amar
Y al hombre como imagen de su autor.
Proceder con lisura y con ardor,
A todos complacer sin adular,
Saber el propio genio dominar
Y seguir a los otros el humor.
Cual propio, el bien ajeno promover,
Como propio, el ajeno mal sentir,
Saber negar, saber condescender,
Saber disimular y no fingir,
De ti, amado Ciriaco, hemos de aprender
Esta rara ciencia del bien vivir.
Hno. Manuel Molinos
S.C.
Zaragoza, España, setiembre de 1.9
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