I. ÁLAVA: rica sementera corazonista
Durante largos años, abandonados los inicios en Jaca y Huesca que nos dieron religiosos de la valía de los hermanos Benigno y Pascual, el eximio abanderado de la pastoral vocacional, el intrépido hermano Pedro (Hermano. Dosithée) recorrerá incansable pueblos y aldeas de la provincia de Álava y poblará nuestro seminario menor de Telleri-Alde (Rentería, Guipúzcoa, España) de hijos de la noble tierra alavesa.

En esas villas, en aquel entonces su riqueza era la moral austera y las fuertes creencias cristianas, que se desenvuelven plácidamente en el ambiente quieto y recoleto de la aldea lejana, adentrada, en lo interior de la montaña, defendida por cumbres elevadas y profundos barrancos.

A estas tierras, pertenece el pueblito de Vírgala Mayor, solar nativo del querido Hermano CIRÍACO VALLEJO IBISATE.

Vírgala goza de situación privilegiada con un panorama encantador, hecho de verdes y tupidas montañas, bosques, llanura, río y buenos cultivos. Se le da la denominación de “Mayor” para distinguirla de la otra, su vecina, conocida con el apelativo de “Menor”. La villa de Vírgala Mayor se halla abierta al valle de Arraya, al este del puerto de Azáceta y del paso angosto que conduce al fértil valle de Campezo y de Orbiso, camino natural, hoy carretera de Vitoria a Estella. En la Edad Media llevaba el nombre de “Bírgala de Suso” para distinguirla de la de Yuso, hoy, Vírgala Menor, situada a corta distancia.

Gracias al esfuerzo de sus actuales moradores, Vírgala Mayor se ha modernizado. Sus calles, anchas, asfaltadas, asimétricas, están bordeadas por moradas solariegas, cobijo de gentes más bien acomodadas. En una de esas calles y en una de esas moradas, con su aspecto blasonado y amplio frente, rasgadas sus paredes por balcones y ventanas simétricas, frente a un amplio y vistoso patio interior que resalta más su ascendencia señorial, nació nuestro querido hermano: CIRÍACO VALLEJO IBISATE, ilustre hijo, corazonista, alavés de pura cepa, fundador de obras nuestras por partida doble, por tierras sudamericanas a donde llevó, con su preclaro talento y bien hacer, la hidalguía de su estirpe, la laboriosidad de sus connaturales, la religiosidad de sus antepasados, el tesón de su raza y la hombría corazonista.

Fueron sus venturosos progenitores Don Gregorio Balza de Vallejo (al anotar al Hno. Ciriaco, las autoridades argentinas suprimirán Balza y se limitarán a escribir VALLEJO) y Doña Anunciata IBISATE, hermana del padre de nuestro recordado hermano Pepe Ibisate siendo, ambos a dos, primos hermanos.

Don Gregorio había nacido en Vírgala Mayor y Doña Anunciata en Atauri; eran labradores de profesión. El primero murió el 26 de mayo de 1.923 y ella, algunos años más tarde.

Tuvieron ocho hijos, de ellos, cuatro religiosos: uno, Vicente (religioso carmelita, conocido en la feligresía de Rosario de Santa Fe con el apelativo de Padre Fernando de Santa Teresa de Jesús). Esteban, Juliana e Hilaria, religiosas josefinas. Esta última actuó durante muchos años en el convento de Torrelavega y falleció en Villafranca del Panadés (Barcelona). A estas seguía, por orden de nacimiento, nuestro hermano CIRIACO VALLEJO IBISATE, Asunción e Ignacia. Todos han fallecido; nuestro recordado difunto ha sido el último en reencontrarles en la casa del Padre.

Todos los días del año, en invierno como en verano, el pequeño CIRIACO subía la rampa que desde su casa paterna le conducía a la iglesia parroquial para ayudar a la Misa del señor Cura Párroco y tocar las campanas. Fue tan grande la impresión que quedó grabada en su retina, que cuando a los 80 años regresó, por primera vez desde 1.927, a ver a los pocos familiares que le quedaban en este mundo, pidió al señor cura le confiara las llaves de la iglesia para hacer sus devociones tocar las campanas como in illo témpore… Y hasta tuvo la audacia inconsciente de llevarse las llaves en la maleta de regreso a su querida Argentina.

El baptisterio donde se hizo cristiano nuestro biografiado y que con tanta insistencia contemplaba en ocasión de su última visita como si quisiera rememorar aquella su triunfal entrada a la Comunidad eclesial, fue erigido por Vicente de Nanclares, con piedra sillar; la pila, de piedra, con aristas y ocho caras curvas en la copa y en su pie abalaustrado y fue ejecutado en el mismo lugar donde estuvo, desde antaño, la “pila vieja” que quedó enterrada bajo la nueva

II. CORAZONISTA en España
Quedó determinado de común acuerdo entre Don Gregorio y Doña Anunciata con el hermano Pedro que iría a buscarlo en la tarde del 2 de octubre de 1.915 para acompañarlo al día siguiente al juniorado de Telleri-Alde donde ingresó el tres de octubre sin ningún otro compañero. El bueno de Don Pedro no quiso esperar a juntar varios candidatos más ante el temor de la llegada a Vírgala del representante carmelita y arreara con su promesa…

En Rentería fue recibido por el bondadoso Hermano Venancio Mouly a quien prodigará, durante toda su estadía en Argentina, su más profundo respeto y estima.
Permanecerá tres años y en 1.917 saldrá camino de Ibarra, para llevar a cabo su año de Noviciado. Muchos y valiosos serán sus compañeros de formación. Citemos entre otros: Esteban, Arcángel, Pascual, Alfonso…

Y cuando ya se disponía a iniciar sus estudios universitarios en el colegio de San Sebastián, el provincial de turno, Hermano Dacien, lo destinará para integrar el grupo de fundadores en el Río de la Plata: primero en la República Oriental del Uruguay y después, en la gran nación Argentina. Saldrá para su nuevo destino y ya no volverá nunca hasta cumplidos sus 80 años de edad

III. CORAZONISTA por tierras sudamericanas

Como ya se ha dicho en otro lugar y en repetidas oportunidades, los orígenes de nuestras fundaciones sudamericanas son muy sencillos y carecen de grandes complicaciones. Monseñor Camacho era Obispo de Florida. En su diócesis, tenía dos ciudades con colegios-internados Parroquiales: Trinidad y Carmelo. Al frente del primero hallábase el Padre Paredes y, al frente del segundo, el Padre Ferrari. El primero era el prototipo del párroco entusiasta y emprendedor; en tanto que el segundo se caracterizaba por su realismo y prudencia. Por intermedio de la Nunciatura de la Santa Sede en España, Monseñor se puso en contacto epistolar con el Provincial, Hno. Dacien. De común acuerdo y según consta en carta dirigida al señor Obispo y fechada en Alsasua el 10 de abril de 1.927, se tomaría la dirección del Colegio de Trinidad.

¿Y quiénes fueron los venturosos pioneros?

Fueron cuatro: El Hno. Valero Mouly, a la sazón director de Rentería a quien acompañarían los Hermanos Segundo, Ciriaco y Justino. Saldrían en dos grupos de a dos.

Se fijó la fecha de 11 de noviembre de 1.927 para embarcar en el Infanta Isabel, de la compañía Ibarra y que llegaría a Montevideo el 29 del mismo mes y año. Se les despidió a los dos Primeros hermanos.

Valero y Ciriaco, en la Curia general, en Telleri-Alde, en Zaragoza al pie del Pilar.

Así se expresaba nuestro buen hermano CIRIACO al hablar del viaje: “En nuestro viaje a Barcelona, nos detuvimos tres días en Sabadell para cumplir requisitos de pasaje. Nos alojamos en la residencia de las religiosas Hijas de San José; el Señor Figueras, industrial de la localidad y amigo de las religiosas, fue nuestro cicerone en la ciudad Condal. Además, este buen señor trabajaba en lanas argentinas y gracias a él, la compañía Naviera Ibarra nos hizo el 40% de descuento con lo cual nos resultó a 600 pesetas por cabeza. Tocamos en los puertos de Málaga (ocho horas), Cádiz (veinticuatro horas), Canarias y Río de Janeiro donde quisimos ilustrarnos profesionalmente visitando a los hermanos Maristas”.

La travesía resultó tranquila. Así expresa, la misma fuente, su arribo a Montevideo: “Los padres Salesianos, en su establecimiento de “Talleres Don Bosco”, de la calle Maldonado, nos alojaron durante los días que permanecimos en la ciudad. El ambiente que se respiraba en aquella comunidad era de sobriedad, orden, espiritualidad y trabajo. Al llegar el Padre Paredes, nos hizo ver toda la ciudad y visitar al señor Arzobispo quien se extrañó que no hubiéramos elegido su ciudad sede para la fundación. Su deseo se cumpliría en el correr de los años”.

Y sigue el comentario de nuestro hermano: “De camino hacia Trinidad, nos detuvimos una noche en el seminario de Santa Lucía en donde se organizó una velada en nuestro honor y donde conocimos al Padre Montánchez de quien no es necesario ponderar su cariño hacia nosotros”.

“Los tres meses de espera antes que llegara el segundo grupo integrado por los hermanos Segundo y Justino que salieron vía Burdeos, se nos hicieron muy largos. El día que aparecieron entre nosotros, fue para mí, un verdadero día de fiesta. El curso escolar se abrió en el mes de marzo de 1.928 con un contingente de 40 alumnos que fue duplicado en el segundo año. Como todo lo nuevo agrada y es lindo, la matrícula escolar fue en aumento hasta tal punto que el local resultó demasiado pequeño”.

Digamos de paso que el buen Padre Paredes sufrió contratiempos inesperados. Había pensado ampliar el colegio pensando en los cuantiosos obsequios convenientes de ricos terratenientes de la zona. Pero, las cosechas, durante tres años, no resultaron beneficiosas y la ayuda prometida quedó en simple deseo. Esto motivó que el señor cura no pudiera cumplir sus compromisos y rescindió el contrato.

El dejaría la parroquia y los Hermanos tomarían otro colegio perteneciente al Obispado de Florida, en la sede episcopal.

El primitivo colegio de los Hermanos, conserva el nombre que le dieron, “Sagrado Corazón” y es regentado por unas religiosas que tuvieron más suerte que los corazonistas al recibir especiales y cuantiosas aportaciones de los hacendados de la zona.

Al cerrarse el establecimiento de Trinidad y llegar otro contingente de hermanos, los hermanos Segundo y Ciriaco pasaron a la otra orilla del Río de la Plata y fundaron el colegio “San José” o mejor dicho, tomaron su dirección en el mes de marzo 1.930.

IV. El Hermano CIRIACO en la ARGENTINA
Ya lo hemos dicho en otra oportunidad, el hermano Segundo era el hombre de la paz y de la reflexión y el hermano CIRIACO, el religioso intrépido, entusiasta, religioso e intelectualmente bien preparado para fundar, organizar y dirigir establecimientos educacionales.

A la sombra del manto de la querida Virgen de Luján, nacieron dos de nuestras primeras obras en la querida Argentina: Bell-Ville, en la provincia de Córdoba y Temperley, en la de Bs.As.

Dejemos, para recuerdo de la posteridad y estímulo, las palabras con que el buen hermano Ciriaco contó su llegada a Bell-Ville: “La llegada a esta ciudad fue la antítesis de la tenida en Trinidad. Desembarcamos en Buenos Aires el 21 de febrero de 1.930.

Echamos mano de la caridad de los Padres Sacramentinos durante todo ese día y salimos de la Estación Retiro en el tren de las 17 horas que nos dejó en Bell-.Ville a las cinco de la mañana. Nadie había en la estación para recibirnos. Tomamos un taxi y nos presentamos ante la casa Parroquial. Noche serena y llena de incógnitas para nosotros dos.

Golpeamos aquella benditas rejas que separaban la casa de la calle y un chajá que se levantó sobre un tapial, dio los gritos de alerta que despertaron a los moradores de la casa. Así tuvimos la dicha de saludar a quien, desde entonces, sería nuestro párroco. El colegio “San José”fue levantado con las aportaciones de los feligreses y registrado a nombre personal del párroco, Don José Pío Angulo. Este había prometido pasarlo a nombre de los Hermanos. Al no cumplir lo prometido, los Hermanos levantaron sus tiendas y fundaron varios colegios en ciudades importantes de la Provincia de Buenos Aires y de Santa Fe El hermano Ciriaco, salió de su querido Bell-Ville camino de Temperley y donde dirigiría el colegio “General Manuel Belgrano”con gran acierto y especial competencia. Posteriormente, dirigió el colegio de Junín donde dio ampliamente su gran medida

V. Nuevamente por tierras del Plata.
Siguió prestando, con todo entusiasmo, sus servicios en los siguientes colegios: Lomas de Zamora (1.966), Venado Tuerto (1.967 y 1.968), Temperley (1.969), Venado Tuerto (1.970 -71-72- 73), Benito Nazar, C. Federal ( 1.974 a 1.981) en que, sensiblemente muy disminuido pasó a integrar la comunidad del seminario de Venado Tuerto. Allí pasará las alternativas de su ancianidad hasta exhalar su postrer suspiro.

Pero no será un miembro inútil; se prestará a todo servicio dentro de sus posibilidades y, sobre todo, con su vida de fe, de fidelidad y con su constante buen ejemplo, será el Moisés orante por sus hermanos ubicados entre el fragor de la pelea…escolar.

Fue compañero inseparable del buen y querido hermano Pablo Arrázola (el famoso hermano Ramiro) quien, a buen seguro, echará de menos su presencia, hecha de aliento, sonrisas, servicios y narración de viejas historietas comunitarias o colegios en que uno u otro o los dos, habían participado in illo témpore…

Pero, toda montaña tiene su cota más alta para, desde ella, iniciar su descenso. El hermano CIRIACO fue ingresado en varias oportunidades en la clínica y, con gran entereza, salía victorioso de todas las reclusiones.

VI. La última manifestación de su valor.
Había pasado, cosa inaudita en los anales de nuestra Congregación, sesenta años sin que jamás, a pesar de insistentes invitaciones, quisiera regresar a su tierra natal para ver la nuevas realizaciones Corazonistas de España y conocer a sus familiares ya que sus hermanos habían fallecido en su ausencia.

Pero, mira por donde, al cumplir sus ochenta años, quiso realizar lo que jamás aceptó. Los Superiores, con sumo agrado concedieron tal merced a este valeroso fundador por triplicado de Nuestras obras en el continente sudamericano. Visitó todos nuestros colegios, la Roma de los Papas y vivió días de intensa alegría contemplando los viejos horizontes y los antiguos caminos de su pueblo natal, Vírgala Mayor. Conoció a cantidad de sobrinos y familiares y compartió con ellos lo mejor de su estadía por tierras alavesas.

Casi ningún hermano de nuestras comunidades lo conocía; hacía cincuenta y cinco años que faltaba a la cita; al verlo por nuestros colegios, con su garbo característico y casi juvenil, quedaban prendados de las posibilidades de un hombre de 80 años; se ganó la simpatía, la admiración y el cariño de todos por su optimismo, amena conversación, interés por todo y por todos. Lo mismo sucedió en el seno de su familia natural.

De regreso a la Argentina, se instaló en la enfermería provincial, recién construida con modernas instalaciones. Otra vez, volvió a ser internado en la clínica de un antiguo alumno. A pesar de poner todo su cariño y toda su gran ciencia en querer salvar su vida, la ciencia se declaró vencida ante le evidencia.

VII. Sus últimos días
Sintió decaer sus fuerzas hasta el límite: contaba 84 años. El 12 de agosto a las 11,30 horas del día, fallecía nuestro querido fundador de la obras de Uruguay, Argentina y Colombia, en el preciso momento en que se le administraba la Santa Unción.

Sus restos mortales fueron velados en la capilla del seminario mayor ante los cuales pasaron millares de amigos, alumnos y conocidos, para rezar por su eterno descanso y darle, una vez más, el testimonio de gratitud, admiración y amistad.

La Eucaristía fue presidida por el benemérito Padre Borgarino, Vicario general de la diócesis. Con él, concelebraron los padres Cantera (gran amigo del fallecido), el exalumno, Padre Kenny, un sacerdote de la catedral, otro de los Salesianos y nuestro Hermano Santos.

Sus restos descansan junto a los de sus antiguos compañeros de andanzas apostólicas por ambas márgenes del Río de la Plata.. Contaba 84 años de edad y 68 de vida intensamente consagrada al Señor. A él sí que han podido cantarle los moradores de la celestial Jerusalén, al verle llegar: “Entra a tomar posesión de tu lugar, siervo bueno y fiel”.

Descansa en paz, querido amigo, y ruega por nosotros y por todas nuestras obras sudamericanas que tanto amaste y tan bien serviste aquí abajo.

ESTO ESCRIBÍA EL HERMANO PROVINCIAL
Colofón de oro, después de todo lo dicho, son estas hermosas, sinceras y atinadas palabras con que nuestro Reverendo Hermano Provincial comunicaba a todas las comunidades el fallecimiento de nuestro querido difunto. Que incrementen en todos la admiración hacia nuestro desaparecido y que, al igual, susciten oportunas reflexiones que encaminen nuestro diario peregrinar.
REVERENDO HERMANO CIRIACO VALLEJO ( 9 – 5 – 1.903 - 12 – 8 – 1.987 )

“Seréis mis testigos…hasta los confines de la tierra” (Hechos -18)
Queridos Hermanos: Las palabras de los Hechos de los Apóstoles, le cuadran admirablemente bien al Hermano Ciriaco, que a la edad de 84 años y tres meses, nos dejó para encontrarse definitivamente con el Padre.

Si echamos una mirada a la vida del Hermano Ciriaco comprobaremos que ha cumplido bien con el mandato del Señor: “Seréis mis testigos”.
Testigo del Señor para con sus cohermanos al frente de las comunidades durante muchos años, con su consejo oportuno, su palabra de aliento, su testimonio de fe viva, su dedicación al trabajo, su corrección oportuna…

Testigo del Señor para con los muchos alumnos de los que fue responsable al iniciarlos, en la doctrina cristiana, en los valores morales, en la entrega al trabajo, en la convivencia amigable con los demás.

Testigo del Señor para con las personas que con él colaboraron en la educación de los niños. ¿Cuántos testimonios nos podría brindar la mayoría de ellos!...

Testigo del Señor para con las autoridades educacionales que frecuentó en quienes sembró sin importarle si la semilla caía en tierra fértil o pedregosa.

El Hno. Manuel, encargado de hacernos su biografía, nos dará datos abundantes sobre el Hno. Ciriaco. De momento, recordemos que junto con el Hno. Valero fueron los iniciadores de las obras de la Congregación en tierras hispanoamericanas (Uruguay – Argentina – Colombia). Algo habrán observado en él los superiores, para encomendarle la misión.. Por doquier derramó la semilla del Evangelio con mucha fuerza, con mucha ilusión y con mucha valentía. También con mucho éxito. Aún mantenía correspondencia con algunos alumnos que tuvo el año l.930 en Bell-Ville. ¡Cómo lo recuerdan los alumnos de Junín y de San Rafael!...

Todos conocemos su profunda e ilimitada confianza en el Sagrado Corazón.¡Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío!...Una y otra vez repetida con fe. Que lo digan los hermanos que compartían sus anhelos y fatigas por Barranquilla.

Todos conocemos su piedad profunda a la Eucaristía, y cómo gozaba su alma en la Presencia de Jesús en el Sagrario. Todos conocemos su entrañable amor a María, su confianza ilimitada y comunicativa hacia Ella.

Ordenando sus pertenencias dejadas en su habitación encontré algunos cuadernos en donde hay escritos muchos pensamientos, que son como una radiografía de cómo era y cómo pensaba el Hermano Ciriaco. Para nuestra edificación me atrevo escribir algunas de la muchas que hay. Sus apuntes quedan archivados en su legajo personal para que algún “archivista” los ordene.

“En los peligros, en las angustias, en la duda; piensa en María, invoca a María”
“Solo quien no quiere “complicaciones”, quien pospone lo justo a su tranquilidad personal,
No se encontrará en dificultades excesivas; en esta vida, se entiende”
“Que quien me vea te vea, Señor. ¡Mi vida no tiene sentido si el Señor no es el centro!
“Cuando termina la ira, empieza el arrepentimiento”.
“Si necesita una mano, yo tengo dos”
“Siete palabras esenciales: vive, ama, aprende, piensa, da; ríe, intenta”.
“Nunca estoy solo; estoy con Jesús amor; combato con El; vivo con El”.
“Lo más difícil es conocerse a sí mismo; lo más fácil, criticar a los demás”.
“Aprendamos a ser niños delante de Dios. Y todo eso lo aprenderemos tratando a María”.
“Nos hacemos solidarios con el hermano no cruzándonos de brazos ante el trabajo del hermano”
“Un necio es fastidioso, pero un pedante insoportable”

El Hermano Ciriaco decayó mucho en el mes de abril. Venía de sobreponerse de su enfermedad y todo parecía suponer que el problema estaba superado. No fue así. Luchó valientemente pero se notaba que cada día perdía más fuerzas. Lúcido hasta el final, se dio cuenta que el Padre lo llamaba a su presencia. Murió al finalizar de darle la Unción de los Enfermos. Tengo la impresión que le podemos aplicar lo que decía Santa Teresa: “Sácame de aquesta muerte, mi Dios, y dame la vida; no me tengas impedida en este lazo tan fuerte. Mira que muero por verte, y mi mal es tan entero, que muero porque no muero”.

Gracias a los hermanos de la comunidad del Seminario San José por todo lo hecho con el hermano Ciriaco. Gracias también a la comunidad del Colegio Sagrado Corazón.

Un agradecimiento especial a los doctores Carlos Cobeñas y Alejandro Aramendi por los cuidados médicos que brindaron al hermano Ciriaco y por la amistad que le dispensaron.

Gracias a las señoras Margarita, Hilda y Marta que lo han atendido con tanta caridad en sus últimos días. Tengan la seguridad que el hermano. Ciriaco se lo pagará sin que ustedes se den cuenta.

Acompañamos en el dolor a todos sus familiares de España y de manera especial a sus sobrinas y parientes de Rosario que tanto le querían..

Hermano Ciriaco: Te hago un pedido; consíguenos del Sagrado Corazón,, que la obra por ti iniciada hace 60 años, continúe y florezca para la gloria del Señor.

Termino con una oración que encontré entre los escritos del hermano Ciriaco, titulada: “Para envejecer con gracia”.

“Señor, enséñame a envejecer con gracia. Enséñame a sonreír, con sinceridad, a Ti y a todos. Que ame con lealtad y como Tú quieres. Que me adapte al presente. Te pido por la felicidad perfecta, pero que mi última estación sea bella a tus Divinos Ojos”.

Cada comunidad hará celebrar 10 misas.

Con el afecto de siempre. Hno. Pascual López. Provincial


PALABRA FINAL

A la nómina de agradecimientos que acaba de enumerar el buen Hermano Provincial, añadimos, muy gustosos, otros más a todos sus familiares de España así como a los incansables colaboradores en esta síntesis biográfica, los Hermanos Cirilo Rodríguez, Alberto González Samaniego, colaboradores de Colombia, junto con Don Heliodoro y Doña Amparo.

Y como, dilecto amigo HERMANO CIRIACO VALLEJO IBISATE, ya no me será dado enviarte más cartas, portadoras de mis noticias, de mi cariño y admiración hacia tu persona, aquí va mi despedida que quiero la leas desde la eternidad donde gozas de la gloria del Padre Bueno, que tanto amaste y tan bien serviste…
IN MEMORIAM…TU GRAN LECCIÓN

Porque pusiste en práctica el amor
Que a Dios y al hombre debo profesar,
A Dios como a mi fin último amar
Y al hombre como imagen de su autor.

Proceder con lisura y con ardor,
A todos complacer sin adular,
Saber el propio genio dominar
Y seguir a los otros el humor.

Cual propio, el bien ajeno promover,
Como propio, el ajeno mal sentir,
Saber negar, saber condescender,

Saber disimular y no fingir,
De ti, amado Ciriaco, hemos de aprender
Esta rara ciencia del bien vivir.

Hno. Manuel Molinos S.C.
Zaragoza, España, setiembre de 1.9 8 7