El Hno. Fermín Díaz de Cerio nació el día 28 de junio de 1928 en la localidad de Azuelo en Navarra, España. Fue el segundo de nueve hermanos y hermanas, de las cuales dos siguieron también la vocación a la vida religiosa.
Muy temprano decide ingresar en el seminario menor de los Hermanos del Sagrado Corazón y realiza su profesión religiosa el día 16 de julio de 1945, a los 17 años de edad, tomando el nombre de Hno. Ceferino. En 1951 se recibe de Maestro en la ciudad de Vitoria (España).

A los 24 años se embarca hacia el Río de la Plata para integrarse a la comunidad de Hermanos Corazonistas en Argentina, corría el año 1952. Cuatro años más tarde, en 1956, se recibe de Profesor de Letras en el profesorado del CONSUDEC (Consejo Superior de Educación Católica) en Buenos Aires.
Sin embargo es el Uruguay el país con el que más plenamente se ha identificado. Su primera estadía abarcó los años 1962 y 1963. La segunda desde 1976 a 1997 en forma ininterrumpida.
Durante este casi cuarto de siglo desarrolló su misión de religioso educador en el Colegio Sagrado Corazón de Montevideo (zona pastoral nº 3). Realizó todas las tareas y funciones que puedan ser imaginadas: desde Director y Administrador a albañil o pintor improvisado. Pero sin duda su gran pasión ha sido la catequesis, tarea que ha continuado realizando y de la que nunca se ha jubilado.
Su simpatía con todos, su alegría juvenil, sus larguísimas respuestas a las preguntas más simples, su austeridad personal vivida con total desprendimiento, su oficina donde todo -absolutamente todo- podía ser encontrado, su salud de hierro y su pasar por las calles en su eterna bicicleta hicieron de él un miembro entrañable de la parroquia y del barrio del Reducto.
Sus años en el Colegio marcan una etapa, es el referente principal de muchas generaciones de alumnos, familias y docentes del Colegio. La comunidad educativa que el contribuyó a edificar atestigua que, a ejemplo de Jesús, “pasó haciendo el bien”.
Cuando se le pidió que abandonara “su” Colegio lo hizo con decisión y afrontó nuevos desafíos, primero en Argentina y actualmente en Chile. Estos dos países junto con España y Uruguay atestiguan que el Hno. Fermín ha sabido vivir con entusiasmo su vocación religiosa: “creer en el amor de Dios, vivir de él y difundirlo” (Regla de Vida de los Hermanos del Sagrado Corazón, nº 13).