El Hermano Guillermo Kranewitter nació el 15 de agosto de 1936 en Santa Anita, Entre Ríos, localidad destacada por ser la cuna de numerosas vocaciones religiosas. Sus padres José y Rosa tuvieron 17 hijos que están esparcidos por la geografía argentina.
A temprana edad ingresa en el seminario de los Hermanos del Sagrado Corazón y emite su primera profesión el 19 de enero de 1953.

En el año 1957 obtiene el título de Maestro Normal Nacional en la ciudad de Venado Tuerto, provincia de Santa Fe.
De los años 1962 a 1965, se desempeña como maestro formador, destacando por su carisma, bondad y comprensión, que le daban una gran ascendencia ante los formandos.
Concluida su tarea en las casas de formación, se desempeñó como maestro de los distintos grados de la escuela primaria desde el año 1965 hasta el año 1991. Y lo vemos ya en el año 1977 ocupar la Dirección con 7º grado a cargo, en el Colegio Seminario de los Hermanos en la localidad de Villa General Belgrano, Córdoba.
Los últimos años los ha dedicado a la tarea administrativa, atendiendo con cordialidad a las familias, prestándole oído, entregando tiempo a los planteos y problemas y cuidando de todos los pormenores y necesidades de los docentes y hermanos.
Podemos destacar en el hermano Guillermo el buen hacer de su tarea docente; su paciencia con los alumnos con más dificultades y su capacidad de sobrellevar los cursos más difíciles. Comprensivo con los alumnos, su cordialidad natural y buen trato, le han hecho ganar los corazones y el reconocimiento de los alumnos; esto le ha proporcionado una gran autoridad y cual bálsamo que cura las heridas, ha sido esta actitud en el Hermano Guillermo.
Dice el dicho que no será tu maestro aquel que te enseñe, sino aquél de quién aprendas y creo que nuestro hermano Guillermo ha dado en el clavo, al elevar la relación personal al papel fundamental en el acto educativo.
Si un alumno pudiera estar presente en este momento, expresaría de nuestro hermano:
Gracias por la paciencia de repetir esa lección difícil.
Gracias por haber dedicado horas de descanso a escuchar y aconsejar.
Gracias por la sutil intuición de maestro que encuentra siempre lo rescatable.
Gracias por haber corregido con compasión.
Gracias por tu pedagogía de la confianza.
Gracias hermano Guillermo por haber creído en nosotros y habernos enseñado con el ejemplo.

Hermano Pedro Ortiz